"En el corazón de Nuestra Señora, en su Santuario de Luján está todo lo mío"

En cada visita a la Basílica de Luján rezo en la tumba del Cardenal Eduardo Pironio. Siempre recuerdo cuando convocó a los jóvenes a la Basílica en 1987 durante la visita de Juan Pablo II y como parte de la Jornada Mundial de la Juventud. El lugar desbordaba de jóvenes. 

Junto a su tumba en la Basílica está una carta que él escribió en 1986 y en la que cuenta un milagro de la Virgen de Luján...

‘Muy querido Monseñor Presas:

‘Me dio muchísima alegría su carta del 11 de febrero (de 1986). Gracias por haberme escrito en tal fecha de Nuestra Señora de Lourdes. Gracias sobre todo por el favor que me pide. Es para mí una alegría inmensa confirmar cuanto Monseñor Galán dice en la nota adjunta. Solamente corregiría el final: mi madre tuvo 22 hijos y yo soy el último. El hecho concreto es lo que cuenta Monseñor Galán a quien mi madre quería muchísimo.

‘Apenas casados mis padres, muy jóvenes -mi madre 18 y mi padre 20- vinieron desde el Friuli a la Argentina. Se establecieron en Nueve de Julio. Cuando nació mi hermano el mayor, mi madre estuvo gravísima, ella solía repetir: Como Cristo en la cruz. Estuvo seis meses sin moverse, ni siquiera poder tomar una gota de agua. Su curación fue también un milagro de Nuestra Señora de Luján. Estando ella en esas condiciones, llegaron los misioneros a predicar una misión en Nueve de Julio; la visitaron, le dijeron a mi padre que en el primer tren que pudiera tomar fuese a Luján y pidiese a los Padres de la Basílica un algodón mojado en la lámpara que arde frente a Nuestra Señora; así lo hizo mi padre, regresó inmediatamente y frotó con ese aceite a mi madre; ella comenzó a restaurar su salud y a estar perfectamente bien. El médico le dijo que no podía tener más hijos porque ciertamente moriría. Llegó a pasar por allí Monseñor Alberti, obispo auxiliar de La Plata, y mi madre fue a confesarse con él, le contó el caso. Monseñor le dijo: ‘Señora, los médicos también pueden equivocarse, tenga confianza en el Señor; yo ahora voy a celebrar la misa en el altar de Nuestra Señora de Luján por usted.

‘Total que mi madre vivió hasta los 82 años y tuvo 22 hijos, yo soy el último de ellos.

‘Un poco rápidamente, esa fue la historia. Me alegra mucho haberle podido ser útil en esto que para mí es una forma de agradecer a Nuestra Señora de Luján, mi vida, mi sacerdocio, mi episcopado. Allí, en el corazón de Nuestra Señora, en su Santuario de Luján está todo lo mío.

‘Gracias, monseñor Presas, por todo lo que hace en la publicación de historia de Nuestra Señora de Luján. Que Ella se lo recompense. Yo le deseo una felicísima Pascua de Resurrección. Un fuerte abrazo y mi bendición en Cristo y María Santísima.»

Eduardo Card. Pironio

Algo más sobre Pironio:
http://www.chasque.net/umbrales/rev148/29-30.htm